Amaneceres de Ensueño…

Viajando Ando  Por:  RíosK  Junio 2.021


UNA DE MIS PRIMERAS AVENTURAS, SIENDO NIÑO AUN.! 

Siempre desee poder dormir hasta altas horas de la mañana; pero como dicen los llaneros: una cosa piensa el asno, y otra muy distinto su amo! Con esto quiero decir que por diferentes causas, en primer lugar por los estudios, que siempre me tocaron en los turnos matutinos, en las diferentes temporadas y fue gracias a esas circunstancia que vi muchas bellas mañanas, espectaculares auroras y  deslumbrantes amaneceres, algo que me hacia recordar a mi papa, que decía: no hay mal, que por bien no venga. Tuvo bastante razón.!

Aunque llegué a ver muchos amaneceres, durante toda mi niñez y adolescencia, sé que no los aprecie en todo su importancia y esplendor, mirándolos como debía, al principio, quizás por andar soñoliento, porque es eso lo que conlleva el levantarse muy temprano.


En toda mi vida, aun siendo niño, fui alguien que le daba mucho valor a las cosas no comunes; pero como ya dije, tal vez por el deseo de dormir hasta muy tarde en las mañanas, aun estando despierto lo que pensaba era que porque no podía disfrutar de mis sueños matutinos como correspondía y eso, me evitaba disfrutar de tantos bellos amaneceres, que quizás vi y no mire, en todo ese tiempo; con la excepción especial de una vez, cuando tenia aproximadamente siete años, en la época de mis primeros años de estudio y que residía en la casa de una prima en la ciudad de Pariaguan Estado Anzoátegui y sucedió que como dicha prima, tenía un familiar en la ciudad del Tigrito, otra ciudad más oriental del Estado Anzoátegui, nos envió a mí y a un hijo de ella, de mi misma edad, un fin de semana para la casa de ese familiar, que resulto ser un pequeño comerciante, que necesitaba que le diéramos una mano en su pequeña industria. Aun sabiendo que íbamos a trabajar, fue algo  que desbordó nuestras emociones, por la sola expectativa de disfrutar de algo que para mi especialmente, ha sido siempre como el oxigeno o sea el viajar y por eso, fue uno de los momentos más felices de mi vida, con toda seguridad y lo digo, porque siempre lo recuerdo con nostalgia; porque fue muy espectacular y emocionante lo que nos embargo al partir para nuestro destino ese Viernes maravilloso.


 
El vehículo en que nos fuimos, era un carro de seis plazas o sea un carro normal de paseo; pero que era común en esa época, por ser usados como transporte público y que les llamaban “carros  por puesto”!, pero lo cierto es, que fue una bella tarde de verano y como guinda, al coger carretera nos arropo una magnifica brisa, que mecía como olas en el mar!, los extensos y bajos pajonales que cubrían en grandes trechos, a la ESPECTACULAR Mesa de Guanipa por kilómetros y kilómetros, sin nada que nos velara la vista, pues como ya dije era una bella tarde e íbamos, contra la luz del sol que como un inmenso faro, disparaba sus rayos hacia el Oeste, en la hora cuando nosotros enfilábamos hacia el siempre inspirador y maravilloso Oriente.! Solo con ese espectáculo, cualquier aspirante a poeta, le habría bastado y sobrado para que se le abrieran las musas, como grandes alamedas, pudiendo vaciar así en las páginas de sus libros de notas,  las más deslumbrantes y muy épicas narrativas… Pero en mi caso en particular, aun para esas temporadas tempranas de mi vida, cuando todavía no sabía nada de musas, ni ningunas otras cosas que se le parecieran, si sentía un no sé que, en mi pecho y en todo mi ser, que era algo como una desbordante emoción y felicidad, que no sabía en ese momento y que  aun no puedo expresarlo en palabras, algo tan excitante, que me puso como en un trance o en un sueño despierto, pero vivificador y muy elevado. Lo que tal vez fue esa la causa que hizo que de repente soltara un grito, cuando el automóvil descendió bruscamente y volvió a subir a causa de una gran  hondonada de las cientos que se conseguían en esa época, en esa bellísima vía, lo que trajo que me despertara tan violentamente de mi ensoñación, que hizo que diera un grito.! Provocando con esta involuntaria  acción, una verdadera reacción y revuelo, entre todos los demás pasajeros, incluyendo hasta el conductor, que hasta ese momento, aparecía con su cara muy “amarrada” pero que desde allí en adelante, fue el más simpático y jovial entre todos los compañeros de viaje y fue el primero que dijo en tono sarcástico, pero en  sentido de “jodedera”; Que les parece si regresamos y volvemos a pasar por la hondonada? pues este vecinito, (se refería a mí, ya que era el que iba en el centro y a su lado) al parecer lo sintió y disfruto a lo máximo que hizo que lo expresara con ese gran grito que dio y que no deja ninguna duda al respecto.! Más vale que no! Con eso hizo que se soltaran todos los demonios del bochinche y el chalequeo contra mí! Pues todos se desternillaban de la risa y comenzaron en forma jocosa y mirándome, a decir: “Hey… conductor, vuélveme a pasar” y esa mamadera de gallos no cesó, sino hasta que  llegamos al lugar donde nos bajamos.  
Una vez alejado el carro, en que llegamos a la ciudad del Tigrito, me di de cuenta, que por culpa de la “jodedera” no pude apreciar en toda  su magnitud y extensión, la belleza de la Mesa de Guanipa; pero sin embargo, disfrutamos a lo grande todos, con las carcajadas del conductor y risa de todos los pasajeros.

Llegados, ya entrada la noche, a la casa del familiar de la prima, fui presentado por el primito a dicho familiar y después de haber cenado, aquel nos invito a que lo acompañáramos a hacer varias compras, tanto para la comida en si, como también para los elementos que utilizaba para su labor diaria, que consistía en preparar diferentes clases de condimentos, los cuales junto con leche de vaca, panes y periodicos distribuía todas las madrugadas, en toda la ciudad, o sea que la cosa prometía y así sucedió; pues no tuvimos ni las más mínima oportunidad para aburrirnos, muy por el contrario todo fueron emociones…!!

Una vez vuelto de hacer mercado, en unos comercios cercanos a la residencia y después de hablar un rato mas, nos llevaron a donde dormir, a la vez que nos recomendaban que durmiéramos lo máximo que pudiéramos, porque a las cuatro de la madrugada, debíamos estar ya despiertos y listos para el desayuno, para inmediatamente después salir a distribuir al comercio, los productos que se venderían.

Ya en la cama le comente al primito, que ni siquiera este fin de semana íbamos a tener la oportunidad de dormir hasta tarde; pero lo compensaba el saber que íbamos a recorrer lugares desconocidos. Fue así, que después de tantos ajetreos emocionantes, tomamos el reparador sueño, hasta que nos despertaron a la hora prometida, de las cuatro de la madrugada con luces, ruidos de maquinas y alegres músicas en la radio!

Debajo de una enramada de uvas, era el lugar donde funcionaba la fábrica. Allí aparte de sus maquinarias y las demás herramientas, se veían por todas partes, los diversos productos para el aderezo de las comidas, (por cierto, que eran mezclados con harina de arvejas, con el fin de aumentar la ganancia, tengo entendido) a los que teníamos que distribuir entre los pequeños comerciantes del mercado municipal y otras partes de la ciudad, llevándolos en una especie de tráiler de cuatro ruedas y que había que empujar durante todo el trayecto, algo que en vez de amilanarme, por el contrario, fue tanta la emoción que me embargaba, que fui el primero en ofrecerme para llevar el vehículo, lo que  sin buscarlo, me atrajo muy buenas impresiones, ante el propietario, su esposa y en una de las dos hijas del matrimonio, que era una verdadera belleza, quien aun siendo un poco mayor que nosotros los visitantes, no fue motivo para que la dejáramos de admirar, emocionados.!     


 
Al salir a la calle, iba con la expectativa de mirar todo lo que estuviera al alcance de mi vista, para tener que contar después y como eran ya prácticamente las cinco de la madrugada se comenzaba a notar algo de claridad en el horizonte, comprobándose con esto lo que narra en unas de sus canciones Gualberto Ibarreto, que dice así:                  

     
En el Oriente mi hermano,                el sol sale más temprano…            
Y como yo deseaba que hubiera claridad, me fijaba constantemente en ese horizonte y a cada momento me deleitaba más y más, con ese deslumbrante amanecer!  Que fue algo que hizo que llegara de verdad, a apreciar en toda su plenitud las bellezas de los amaneceres, en cualquier parte donde me encuentre; especialmente en este inigualable país de Ensueños!

Una vez dado todo el recorrido, y ya entrada la media mañana, pasamos por donde vendian unas empandas, maravillosas y que fue la primera vez que las comi: ya que tenian la masa azucarada.1 Despues volvimos a la casa, donde la pasmos requetebien.

VIAJANDO ANDO, dice; esto no es un hasta luego; sino una muy breve pausa, estimados amantes del turismo, la naturaleza y  en especial, las bellezas de nuestro Gran País…Para preparar algo nuevo que les traeré relacionado con el tema.                      Cuídense mucho mientras tanto.!!

 

 

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