UN ENCUENTRO MUY FELIZ....

RELATOS DE HISTORIAS Y VIVENCIAS, DE PERSONAS, MUY ESPECIALES....
Hay muchas personas, que tienen en su interior varias vivencias o historias, interesantes, pero nunca se han propuesto darlas a conocer por escrito, tal vez porque piensan, que eso solo lo hacen los escritores, que tienen el conocimiento adecuado, para inventar cosas buenas, bonitas e interesantes. Sin saber que ya cuentan con una de las herramientas, mas importante para todo escritor, o sea una historia o un cuento, con sustancia.

Los buenos escritores, poseen creatividad, imaginación y mucha sensibilidad y con esto, forman sus tramas. Pero las historias o vivencias, que todos en algún momento de nuestra vida hemos pasado, solo necesitan un lugar o espacio, donde vaciarlas o expresarlas. Y este espacio, se ha formulado, especialmente para este fin y por eso invito a todos los que deseen, dar a conocer esas vivencias o historias y si necesita asesoría, se la daré completamente gratis, para que no tenga ninguna excusa, para no publicarlas. para no dar a conocerlas. No me queda nada mas, que decirles, sino darles la bienvenida...!!


Y como ya comenzaron a enviarme escritos, quiero comenzar con un interesante relato, que trata del DAR, que me envió un joven lector y que titulamos , como....


UN ENCUENTRO MUY FELIZ...
Tengo un nombre muy común, como cualquier otro venezolano y llanero, lo que llevo con orgullo; pero haré mi relato con el seudónimo de Ghuda.

Entre los años Setenta y Ochenta, vivía en la ciudad llanera de Calabozo, Estado Guarico y felizmente casado. El caso fue, que mi primer bebe que tuve con mi esposa, fue una preciosa niña, quien nació muy saludable, pero por circunstancias del destino y que no mencionare en esta oportunidad, con apenas días para cumplir un mes de nacida, fue presa de una terrible enfermedad, que requirió que fuera ingresada en el hospital de la ciudad, por mas de tres meses; pero al ver pasar el tiempo sin haber tenido mejora y haber llegado a un nivel de gravedad muy alto, presione con mucho mas ímpetu, que el que ya venia haciendo desde hacia días, para que nos dieran la autorización para llevarla a Caracas. Y gracias, a la Providencia resulto que un gran medico, que la habla atendido, en los primeros días del ingreso al hospital, puso en acciones sus influencias y nos dio la felicidad al conseguir la autorización, para que trasladara mi niña, a la Capital; pero el mencionado médico, fue mucho mas allá, pues nos recomendó con un compadre, que a su vez era el director del hospital de Niños de Caracas.

Una vez que se cumplió todo el protocolo, para entregármela y enterado de que yo poseía un pequeño vehículo, que aunque no era nuevo, aparentaba estar en buenas condiciones de funcionamiento, el ángel, con titulo de medico, que con su gran sensibilidad y don de gente, me aconsejo que seria importante que saliera de la ciudad, a eso del medio día, con la intención de que llegara en las primeras horas de la tarde, a Caracas y fuera por emergencia al hospital, porque por la mañana, me seria demasiado problemático para ingresar por la gran cantidad de pacientes, que en las primeras horas de la mañana se agolpaban en las entradas y como no tenia el teléfono del compadre no podía avisarle y que tendría que arreglármelas para tratar de hablar con dicho medico. Fue por eso, que también me recomendó que si por casualidad tena algún familiar en Caracas con vehículo, le avisara y le pidiera el favor que viniera a encontrarme en la vía, por si acaso, se me presentaba alguna falla en mi pequeño vehículo.


A eso de la una de la tarde, del día de la salida, nos estaba despidiendo personalmente, esa gran persona,que era nuestro médico, en las afueras del hospital. Quiero hacer notar, que lamentablemente fue la ultima vez, que vi a tan extraordinario personaje a quien no tuve la oportunidad, en los meses posteriores de darle mi gran agradecimiento por tan noble gesto y gran ayuda, con la cual pude salvar a mi querida niña.

Faltarían, unos pocos minutos para las dos de la tarde, cuando mi esposa con nuestra niña en el asiento trasero y yo como conductor solitario, íbamos cruzando los últimos metros del gran tapón de la represa calaboceña y la cual, le da vida a esa gran ciudad llanera, pues aparte de su gran extensión de agua represada, tiene una inmensa red de canales, que como el estuario de uno de los grandes ríos del mundo, baña grandes cantidades de hectáreas de terrenos agrícolas.

Como a los treinta metros, después de haber dejado la represa, vi que alguien me hacia señas para que me detuviera y sin pensarlo me detuve, como estaba acostumbrado a hacerlo, siempre que alguien me sacaba la mano, en cualesquiera vía. Y al detenerme, de inmediato llegó un joven, con un bolso verde y al vernos se sorprendió, por la imagen que dábamos, me pidió que si seria tan amable de darle un "empujón" hasta donde pudiera ya que el iba por la misma vía, entonces mire a mi esposa, quien con carita de dudas me veìa, entonces volví la cara al joven y le dije que si, siempre y cuando no le importara las circunstancias que estaba viendo y este con una cara de compasión, simulo una pequeña sonrisa y me agradeció de antemano tal gesto-

Ya en la vía nuevamente, el muchacho viendo todavía todo lo que le rodeaba, se dio de cuenta que ya por la ventanilla trasera del lado izquierdo se estaba colando el sol, me propuso detenerme para poner algo conque tapar dicha ventanilla para que no siguiera, acalorando mas el espacio donde iban madre e hija. El muchacho muy diligente cogió una toalla, que le dio mi esposa abriò el vidrio y arreglo tal ventanilla quedando esta completamente bloqueada del sol, es mas viendo el gran ajetreo que tenia que mantener mi esposa para mantener todo en orden atrás, se ofreció para instalarse también atrás y de esta forma ayudar, con lo cual mi esposa pudiera descansar un poco.

A medida, que avanzábamos kilómetros, tras kilómetros, me preocupaba que mi hermano a quien haba llamado telefónicamente, ya que este vivía en la Guaira y tenia un carro nuevo y moderno, con la idea que me viniera alcanzar a mitad de camino, para transbordar a la niña con su mama, para que hubiera mas seguridad y comodidad, pues su carro contaba con aire acondicionado y habíamos previsto que tal vez nos encontraríamos, a unos cuantos kilómetros de la capital del Guàrico, San Juan de los Morros y como ya nos acercábamos, a esa ciudad y todavía no había tenido ninguna noticia, me preocupaba pues ya eran aproximadamente las tres de la tarde, pero esto no lo expresaba, para evitarle preocupación a mi esposa.

En la entrada de la vía del Llano, de la capital guariqueña, había en esa época una alcabala de la Guardia Nacional, donde siempre había pequeñas colas de automóviles, pues aun no habiendo ningún operativo especial, todos tenían que pasar muy despacio, para dar tiempo que los funcionarios pudieran observan dentro de los vehículos a medida que pasaban; pero oh sorpresa...!!, a un kilómetro aproximadamente, antes de llegar a tal alcabala, nos conseguimos con una inmensa cola, pues haba sucedido un percance en uno de los puentes, que dan acceso a la ciudad y se estaban enviando los vehículos por unas trochas de tierras y con muchos huecos, lo que causaba la kilométrica cola y lo triste era que la tragedia, apenas termina de ocurrir y quienes los que estábamos en la cola, tal vez tendríamos para mucho rato, pues se le estaba dando paso por un pequeño espacio que quedo bien del puente caído, pero solo a los que estaban saliendo de la ciudad.


Acalorados y con los nervios a millón, al ver la angustia de mi esposa, pues aparte de la gravedad de lo que representaba esperar allí, con una niña grave, ahora lo acompañaba el gran calor que representaba estar en un vehículo estacionado. Pensaba en eso, cuando, volvió a entrar en escena, el joven a quien le habíamos ofrecido el "empujón" pues aunque no lo había mencionado, resulto que el muchacho era un soldado del ejercito, quien iba para Caracas de permiso y por eso iba de civil. Me dijo que no me preocupara que como joven que era y acostumbrado a ejercitarse, no iba a tener ningún problema para llegar corriendo hasta la mencionada alcabala, que como había mencionado, distaba aproximadamente un kilómetro de donde estábamos y diciendo ésto, se quito la camisa, quedando con una sudadera que cargaba debajo y se puso una cadena con un insignia y nos dijo que lo esperáramos, porque pronto volvería con buenas noticias, de irnos es poco probable pero estamos seguro de que volverla pues dejo todas sus cosas en el vehículo.

No habían pasado ni quince minutos, cuando vimos que venia una patrulla con sus luces encendidas y de vez en cuando dando tremendos alaridos, cuando llegaron donde estábamos se bajo de primero el muchacho y detrás de èl dos guardias mas y al ver que estábamos entre dos carros, el que teníamos delante y el que venia detrás, quien ya se había percatado de que algo pasaba con nosotros, no espero que le dijeran que había que buscar la manera de sacar nuestro carrito de la fila y ponerlo en la vía despejada, sucedió que al enterarse una gran cantidad de nuestra situación, se acercaron muchos jóvenes y no tan jóvenes a darnos una mano y no esperaron que tratara de sacar a mi esposa para hacer menos pesado el vehículo pues, a un solo coro todos dijeron quédense todos dentro, que somos muchos y los sacaremos fácilmente, pues esta turba con los guardias y nuestro joven dirigiendo, agarraron en volandas nuestro pequeño Opel, que esa era la marca y nos colocaron como ángeles del cielo, en la vía y de una vez, la patrulla tomo la delantera y nos pidió que la siguiéramos.


Ya en la vía siguiendo, a la patrulla que nos guiaba, el muchacho nos contaba que no le fue fácil convencer a los guardias, pero al dirigirse al teniente y explicarle muy bien la situación, reprendió a los guardias a la vez que daba la orden de buscarnos de inmediato. Ya llegados a la alcabala, los guardias habían tomado la previsión y habían detenido el flujo de vehículos que venían al contrario, antes del puente, con la intención de que tuviéramos cancha libre, para ingresar a la ciudad, pero antes de eso el teniente por intermedio del muchacho nos tenían preparado unos sándwiches, jugo, agua y un baño limpio para que mi esposa lo usara si lo necesitaba.


Una vez pasado esta odisea y encontrarnos pasando por la ciudad capital, me vino de nuevo la preocupación, por no haber tenido noticias de mi hermano, claro esta sin expresarlo, sino internamente, para evitar que mi esposa dejara de disfrutar de tan agradable acontecimiento pasado y mucho menos para que se fuera a angustiar. Terminados estos pensamientos y ya estando fuera de la ciudad vía San Sebastiano por donde había tenido la precaución de decirle a mi hermano, que era un atajo que nos harìa mas rápido la llegada a la Capital, en una pequeña curva vì el inconfundible vehículo de mi hermano, que si no hubiera sido que lo vì primero hubiera pasado de largo, pues me entere que el no nos había visto pero al gritarle y tocarle la corneta se detuvo como a cien metros después de habernos pasado.

Una vez, dados los abrazos y saludos de rigor, comenzamos a hacer el cambio y fue justo a tiempo, pues ya eran como las cinco y media y como en esa vía hay muchos arboles, la oscuridad, se nos vino encima muy rápido, mi hermano con mi esposa y la niña, quien por ciento no había dado muestra de sentirse mal, enfilaron adelante y yo junto a mi eficiente ayudante los seguimos, ya entrando a Caracas nos detuvimos en un sitio para repostar gasolina y comprar algo que comer y al ir a revisar la niña detenidamente vimos, que se había acabado la botella de solución, pero sin embargo la niña, dentro de su cuadro, se veía tranquila y sin ninguna reacción que diera a entender que se sentía incomoda. Bueno como ya eran como las seis y media y decidimos que tal vez podríamos irnos para la casa de mi hermano y de madrugada irnos hasta el hospital para estar de primero para tratar de entrar y entregarle la carta que me había entregado el medico, para su compadre del Hospital de Niños y asì lo hicimos. A todas estas una vez llegado a Caracas, dejamos en Catia, a nuestro buen amigo después de haber intercambiado teléfonos, direcciones, abrazos y agradecimientos mutuos, aunque nosotros nos considerábamos super afortunados por haberlo traído con nosotros....


A casi dos años, después de haber sido salvada, nuestra niña y estando de regreso en la ciudad calaboceña, nos sorprendió un paquete que nos trajo la gente del correo, vimos el nombre del remitente pero, a mi me pareció como algún error pues no recordaba tal apellido, que era lo primero que vì, pero al verlo mi esposa, con mas detenimiento, de inmediato soltó un grito y me dijo, es nuestro amigo soldado e impactados nos dimos un gran abrazo....!! Al abrir tal paquete vimos una tarjeta de felicitación por los dos años de edad de nuestra nena y en la cual decía de parte se su padrino, para su bella ahijada que estaba seguro debía estar muy bien y traìa unos pequeños regalitos, pero lo mas importante es que nos decía, que esa niña era lo mas grande que le había pasado pues, había hecho amistad con el capitán del destacamento de la guardia nacional y al estar en contacto, aquel le había sugerido que como tenia todos los requisitos para ser un oficial de la Guardia Nacional, si quería el podía hacerle de padrino para que ingresara a la academia y al pensarlo un poco, se decidió y ahora ya era un flamante cadete de esa institución y nos decía, que podíamos contar con él para cualquier cosa que estuviera a su alcance. Fue un día maravilloso...


Hagamos lo que hagamos, sea lo que sea, siempre y cuando lo hagamos con todo el corazón, producirá muchas satisfacciones.

Sabemos, que todos hemos dado algo en la vida o hemos sido objeto de ese dar, que también es maravilloso, si se recibe de la misma manera.. Entonces, solo me queda, decirles, que aquí tienen este espacio, para que lo puedan demostrar, lo pueden hacer directamente o lo hacen a través nuestro.

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